
Estos alegres pájaros son procedentes de Australia.
Los amantes de los animales domésticos se decantan cada vez más por estas aves, aparte de por el toque exótico que aportan, porque son animales muy resistentes y agradecidos.
Su buen comportamiento, el bonito color de su plumaje y su capacidad de adaptación son algunas de las virtudes de estas pequeñas y simpáticas aves.
Son aves muy cariñosas, equilibradas y poco ruidosas. Las encuentras con mucha facilidad en cualquier tienda de animales.
Suelen viven en pareja o en colonias.
Existen muchas variedades de diferentes colores: salmón, blancas, verdes, grises, amarillas o perladas. Tienen una sorprendente capacidad de imitación y son muy longevas.
Una de las ventajas de la cría de estas aves es que poseen dimorfismo sexual (que se puede distinguir bien entre machos y hembras). Algunos especialistas creen que lo mejor es tocar la zona baja del vientre, con mucho cuidado, ya que nos podría picar. Dando la vuelta a la ninfa (entre las patas), tendremos que encontrar dos huesos que parecen puntas. Si se abren al apretar un poco con un dedo, estaremos ante una ninfa de sexo femenino. Si no se abriese estaríamos ante una carolina macho, o una hembra inmadura.
Otros métodos menos agresivos con el animal señalan que los machos suelen tener tonos grises más oscuros y la mancha naranja que tienen en la cara es de un color más intenso. También la proporción de amarillo de la cresta suele ser mayor en los machos que en las hembras y, en las ninfas de sexo masculino, el anverso de la cola es de color negro, mientras que las hembras tienen líneas grises y amarillas. Otro dato: los machos empiezan a cantar a los tres meses.
Alimentación y cuidados
Las ninfas, al ser aves granívoras, no requieren una alimentación muy especial. El alpiste, la avena o el mijo constituyen la base de sus necesidades. Una vez a la semana podemos darle maravilla, pero no debemos excedernos, ya que estas semillas tienen mucha grasa. Añadiremos algunas frutas, como la manzana, y verduras, como la lechuga o la acelga, para completar su dieta. Cuando vaya a criar, podemos completar sus aportes de calcio con huevo duro -con cáscara molida incluida-. El agua debe cambiarse a diario: debe ser fresca y estar a temperatura ambiente.
Una vez a la semana limpiaremos la jaula porque las heces de las aves pueden ser nocivas para ellas. También eliminaremos la fruta o vegetales que se hayan pasado y sus desperdicios.

El cortejo y la reproducción
En el apareamiento, el macho inicia su cortejo con bellos cantos, moviendo las alas y agitando la cabeza. Las hembras que han sido fecundadas pueden poner entre cinco y siete huevos. El nido tendrá dentro serrín para que sea más cálido y tiene que ser lo suficientemente amplio para los huevos y su incubación: podemos construir nosotros mismos un nido de madera de 40 centímetros de alto por 30 centímetros de largo y ancho.
La hembra incuba los huevos durante tres semanas hasta que se rompen. Pero, las crías no salen del nido hasta que no haya pasado un mes. Si queremos criar ninfas lo mejor es comprar los ejemplares con unos seis meses de edad: con dos años estarán preparadas para la cópula.
Es mucho más sencillo obtener crías en una jaula con varios ejemplares, porque en ellas, las ninfas se 'escogerán' para el cortejo como deseen. Si tenemos una sola ninfa, tendremos que 'acercar' en su propia pajarera a otra del sexo opuesto y ver si hay un buen comportamiento para el apareamiento, porque puede suceder que se rechacen.
Los amantes de los animales domésticos se decantan cada vez más por estas aves, aparte de por el toque exótico que aportan, porque son animales muy resistentes y agradecidos.
Su buen comportamiento, el bonito color de su plumaje y su capacidad de adaptación son algunas de las virtudes de estas pequeñas y simpáticas aves.
Son aves muy cariñosas, equilibradas y poco ruidosas. Las encuentras con mucha facilidad en cualquier tienda de animales.
Suelen viven en pareja o en colonias.
Existen muchas variedades de diferentes colores: salmón, blancas, verdes, grises, amarillas o perladas. Tienen una sorprendente capacidad de imitación y son muy longevas.
Una de las ventajas de la cría de estas aves es que poseen dimorfismo sexual (que se puede distinguir bien entre machos y hembras). Algunos especialistas creen que lo mejor es tocar la zona baja del vientre, con mucho cuidado, ya que nos podría picar. Dando la vuelta a la ninfa (entre las patas), tendremos que encontrar dos huesos que parecen puntas. Si se abren al apretar un poco con un dedo, estaremos ante una ninfa de sexo femenino. Si no se abriese estaríamos ante una carolina macho, o una hembra inmadura.
Otros métodos menos agresivos con el animal señalan que los machos suelen tener tonos grises más oscuros y la mancha naranja que tienen en la cara es de un color más intenso. También la proporción de amarillo de la cresta suele ser mayor en los machos que en las hembras y, en las ninfas de sexo masculino, el anverso de la cola es de color negro, mientras que las hembras tienen líneas grises y amarillas. Otro dato: los machos empiezan a cantar a los tres meses.
Alimentación y cuidados

Las ninfas, al ser aves granívoras, no requieren una alimentación muy especial. El alpiste, la avena o el mijo constituyen la base de sus necesidades. Una vez a la semana podemos darle maravilla, pero no debemos excedernos, ya que estas semillas tienen mucha grasa. Añadiremos algunas frutas, como la manzana, y verduras, como la lechuga o la acelga, para completar su dieta. Cuando vaya a criar, podemos completar sus aportes de calcio con huevo duro -con cáscara molida incluida-. El agua debe cambiarse a diario: debe ser fresca y estar a temperatura ambiente.
Una vez a la semana limpiaremos la jaula porque las heces de las aves pueden ser nocivas para ellas. También eliminaremos la fruta o vegetales que se hayan pasado y sus desperdicios.

El cortejo y la reproducción
En el apareamiento, el macho inicia su cortejo con bellos cantos, moviendo las alas y agitando la cabeza. Las hembras que han sido fecundadas pueden poner entre cinco y siete huevos. El nido tendrá dentro serrín para que sea más cálido y tiene que ser lo suficientemente amplio para los huevos y su incubación: podemos construir nosotros mismos un nido de madera de 40 centímetros de alto por 30 centímetros de largo y ancho.
La hembra incuba los huevos durante tres semanas hasta que se rompen. Pero, las crías no salen del nido hasta que no haya pasado un mes. Si queremos criar ninfas lo mejor es comprar los ejemplares con unos seis meses de edad: con dos años estarán preparadas para la cópula.
Es mucho más sencillo obtener crías en una jaula con varios ejemplares, porque en ellas, las ninfas se 'escogerán' para el cortejo como deseen. Si tenemos una sola ninfa, tendremos que 'acercar' en su propia pajarera a otra del sexo opuesto y ver si hay un buen comportamiento para el apareamiento, porque puede suceder que se rechacen.
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